McKee y Syd Field (entre otros) constantemente repiten que cualquiera idiota puede escribir un guión, pero quien quiera escribir un buen guión, forzosamente tendrá que reescribirlo. La colaboración de Antonio Toca en Blog de cine, invita a internarnos en webs como simplyscripts o script-o-rama y darnos una idea del proceso creativo que sufre un guión a través de sus borradores (drafts). Por ejemplo: En el primer borrador de ‘Alien’, la nave Nostromo se llamaba Shark y en él no aparecía por ningún lado el personaje de Sigourney Weaver (Ripley). En ‘Regreso al futuro’, la máquina del tiempo no era el aerodinámico y estilizado auto marca Delorean, sino un cachivache que se movía con simple coca cola. En ambos casos, las subsecuentes revisiones del guión, las mejoraron.
De un tiempo para acá se ha desatado un interés particular por los guiones de películas, tal vez con la idea de conocer un poco más del film. Conseguir algunas de estas joyas era un lujo, ahora para el más común de los mortales es asequible y en muchos casos gratis. ¿Por qué? Las propias distribuidoras se encargan de filtrar los mismos, y existen webs que se encargan de buscar y reunir las primeras versiones de los guiones de un gran número de películas, incluso de algunas que aún se encuentran en fase de rodaje o como simples proyectos.
Descubrir mediante el guión toda la historia sobre el proceso de creación de los personajes y sus aventuras finales, es algo que empieza para algunos como curiosidad y termina convirtiéndose en un auténtico vicio. Pero no siempre una revisión cumple con el cometido de perfeccionar un film, a veces sus recortes o cambios atienden exigencias que solventen gastos de producción, y terminan siendo mortales heridas a la historia. Antonio Toca pone como ejemplo aquella película protagonizada por Sean Connery y Catherine Zeta Jones “La trampa” donde el guión sufrió más de 10 revisiones desde 1996 a 1998 y que más que mejorarla, la empeoraron.
Por otro lado, terminar un guión suele ser el inicio de un grave proceso de tortura para su creador. Es ingenuo pensar que el guión se filmará tal cual fue escrito. Sobre todo si eres un desconocido y tu obra no es más que un Spect Script. Es entonces que ves pasar ante tus ojos la violación, la tortura y las mutilaciones a tu obra. Pero tranquilos que no siempre es así, y para ejemplo, pues se me ocurre éste mismo artículo que acabo de leer en Blog de cine.
De un tiempo para acá se ha desatado un interés particular por los guiones de películas, tal vez con la idea de conocer un poco más del film. Conseguir algunas de estas joyas era un lujo, ahora para el más común de los mortales es asequible y en muchos casos gratis. ¿Por qué? Las propias distribuidoras se encargan de filtrar los mismos, y existen webs que se encargan de buscar y reunir las primeras versiones de los guiones de un gran número de películas, incluso de algunas que aún se encuentran en fase de rodaje o como simples proyectos.
Descubrir mediante el guión toda la historia sobre el proceso de creación de los personajes y sus aventuras finales, es algo que empieza para algunos como curiosidad y termina convirtiéndose en un auténtico vicio. Pero no siempre una revisión cumple con el cometido de perfeccionar un film, a veces sus recortes o cambios atienden exigencias que solventen gastos de producción, y terminan siendo mortales heridas a la historia. Antonio Toca pone como ejemplo aquella película protagonizada por Sean Connery y Catherine Zeta Jones “La trampa” donde el guión sufrió más de 10 revisiones desde 1996 a 1998 y que más que mejorarla, la empeoraron.
Por otro lado, terminar un guión suele ser el inicio de un grave proceso de tortura para su creador. Es ingenuo pensar que el guión se filmará tal cual fue escrito. Sobre todo si eres un desconocido y tu obra no es más que un Spect Script. Es entonces que ves pasar ante tus ojos la violación, la tortura y las mutilaciones a tu obra. Pero tranquilos que no siempre es así, y para ejemplo, pues se me ocurre éste mismo artículo que acabo de leer en Blog de cine.
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