Decía Piaget, que los conflictos en los procesos del duelo infantil, tienen mucho que ver con la negación de la pugna narcisista que supone la pérdida de cuotas afectivas. Y el extenderse y agravarse los conflictos que genera esa negación, es de lo que nos habla "Un monstruo viene a verme" ese monstruo que tarde que temprano aparece para hacerte ver que somos carne, que somos química, que esas cosas pasan y que finalmente, con algo de suerte, el monstruo de nuestra naturaleza termina por hacernos comprender esa rabia de pérdida.
Pero la historia de Ness, es por demás tramposa y lacrimógena. Tiene sus momentos divertidos, pero todo está estructurado para abrirse camino entre tus neuronas y llegar hasta aquellas que conservan el recuerdo de tus propias pérdidas, logrando (para mi sorpresa) empujar un par de lágrimas.
No pude evitar remitirme a Bradbury y, pensar en "Remedio para melancólicos" y "El árbol de las brujas."
El libro es corto; me lo reventé en una noche.
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